Hace unos 5 millones de años donde vivía el Ardipithecus ramidus y que habitaba en una selva espesa en África Oriental, disponía de una dieta con abundantes frutas, brotes tiernos y vegetales blandos (HC complejos, fibra), además como complemento proteico ingerían insectos, reptiles y pequeños mamíferos. No tenían la necesidad de almacenar víveres ya que tenían una disponibilidad permanente de alimentos.
Hace unos 4 millones de años con la pérdida del “Paraíso” se inició una gran sequía en el Este Africano, además de un enfriamiento global del planeta. Las selvas y bosques clareaban y se fragmentaron y fueron sustituidos por una sabana arbustiva.
Hace unos 3 millones de años vivía el Australopithecus afarensis (“abuela Lucy”)
Lucy tuvo que desplazarse mucho para encontrar alimentos, con el consiguiente gasto energético. Las plantas que ingerían no tenían tan alto valor nutritivo (hojas, frutos secos, tallos fibrosos, bulbos, tubérculos…), ésta fue la primera situación de “hambre” que sufrió. Debido a las condiciones climáticas hubo largos periodos de hambruna donde la única forma de adaptarse a sobrevivir a esta escasez de alimentos era ser capaz de almacenar reservas grasas. Es cuando apareció el “genotipo ahorrador”; en algún momento debimos de adquirir la capacidad de acumular grasa, para sobrevivir a las hambrunas, por eso hoy somos de los seres vivos con mayor contenido graso del planeta. Este genotipo adquirido permitía una ganancia rápida de grasa en las épocas de abundancia del alimento, que a su vez facilitaba la supervivencia y la reproducción en los tiempos de escasez.
Hace unos 2 millones de años se inició el Pleistoceno, periodos glaciares que incrementaron las sabanas y las estepas. Hubo grandes sequías además de falta de alimentos de origen vegetales, por lo que los alimentos de origen animal (insectos, reptiles, moluscos, pescados, mamíferos) se incrementaron en la dieta de los homínidos. Este tipo de dieta, pobre en vegetales, persistió hasta hace unos 10.000 años.
Desde Lucy hasta hace 1.8-1.5 millones de años, el volumen cerebral se dobló (Australipiyhecus afarensis 426 cm3 – Homo ergaster 900 cm3).
Este incremento causó un problema energético, ya que el cerebro consume un 20% GMB y es muy activo metabólicamente. Este aumento solo fue posible a cambio de la reducción del tamaño y actividad de otros órganos con similar consumo de energía, la expansión cerebral proporcionó una reducción del aparato digestivo.
Esto fue posible dado que la longitud y complejidad del ap. digestivo depende del tipo de alimentación a procesar, la carne y la grasa son de más fácil digestión que los vegetales ricos en fibra. Esta evolución también necesitó un aporte adecuado de AGP w-3 (pescado), por lo que se cree que la evolución del cerebro debió ocurrir en un entorno con abundancia de peces: como en los lagos africanos junto al Rift.
Hace unos 40.000 años aparecieron en Europa unos inmigrantes de origen africano, el Homo sapiens sapiens. Fue cuando apareció el fuego (300.000-400.000 años d.C) éste sirvió para calentarse, protegerse y para preparar y conservar alimentos como el asado, la cocción, el secado, el ahumando…
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