Los medios de comunicación generan opiniones y moldean actitudes. Hoy en día, con internet y sus últimas aplicaciones (Facebook, twitter, blogs, wikis, etc.) cualquiera puede crear y diseñar contenidos que se difunden rápidamente por la Red. Pero debemos saber clasificar que información merece la pena y cuál no.
¿Por qué existen problemas de comunicación en relación a la nutrición o a la alimentación?
Principalmente es debido a la publicidad que está utilizando el concepto “Salud” unido a muchas marcas (y no solo de alimentos) para posicionarse en la mente de los públicos. También la mala información sobre datos nutricionales y recomendaciones dietéticas. Y la utilización de los medios para la difusión de errores nutricionales, falsas dietas o datos no verificables científicamente, el “charlatanerismo”.
Y ¿cuáles son las principales causas de desinformación?
Muchas veces los mensajes de los propios expertos en nutrición son contradictorios. Y por eso los investigadores en nutrición deben aprender a comunicar adecuadamente los resultados de sus investigaciones. Así mismo los medios de comunicación deben aprender a trasmitir los mensajes en nutrición sin efectismo.
Cada vez que veamos una noticia o un post en un blog debemos hacernos una serie de preguntas:
1. ¿De dónde viene esta información y cuándo se produjo? ¿Es reciente? ¿Ha salido de una publicación científica? ¿Está relacionada con hábitos de alimentación en España?
2. ¿Por qué se da esa información? ¿Es una información científica o se quiere vender un producto?
3. ¿Quién la escribió? ¿Es alguien relevante en el mundo de la nutrición? ¿Representa a una asociación o institución relevante en el mundo de la nutrición?
4. ¿Quién financió los estudios que llevaron a esos resultados? ¿Había intereses comerciales en los resultados?
5. ¿Es fiable la información? ¿Hay otros estudios que la confirmen? ¿Se puede repetir el estudio y daría los mismos resultados? ¿Se da información sobre cómo se realizó el estudio? ¿Son los métodos equiparables a los que se han utilizado en estudios confiables?
6. ¿Son válidos los resultados? ¿Se sacan conclusiones relacionadas con los resultados? ¿Se interpretan datos de acuerdo a lo que se quiere demostrar?
Y así podremos clasificar la información correctamente.
Si quieres saber más sobre la desinformación en temas de salud puedes leer el manifiesto elaborado por La Asociación Nacional de Informadores de Salud (ANIS) y la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB).
http://anisalud.com/sites/default/files/notas-prensa/np_manifiesto_anis-fiab.pdf