Sarcopenia y nutrición

La sarcopenia, del griego sarx, carne, y penia, pobreza, es la pérdida degenerativa de masa, potencia y/o rendimiento muscular causada por el envejecimiento. Esta pérdida de masa muscular conlleva a menudo una disminución de la fuerza o una bajada del nivel de actividades, así como problemas de movilidad, osteoporosis, caídas y fracturas.

Pocos estudios han valorado la prevalencia de sarcopenia en la población de personas de edad avanzada. En España, se inició el estudio ELLI el año pasado con el fin de conocer la prevalencia de esta condición.

Después de los 70 años, la pérdida de músculo se acelera hasta alcanzar el 15% por década. Esto se puede explicar por una ingesta calórica inferior de las personas de edad en comparación con los adultos más jóvenes que conduce a una pérdida de peso y de masa muscular. Varios factores pueden explicar la alteración del estado nutricional:

  • Factores fisiológicos y/o cognitivos:
    1. Un cambio en las habilidades sensoriales y gustativas
    2. Una menor capacidad para comer de manera independiente
    3. Trastornos gastrointestinales tales como diarrea crónica o estreñimiento
    4. Patologias pulmonares y cardiovasculares avanzadas o neurodegenerativas como el Parkinson
    5. Dietas terapéuticas que impiden el consumo de algunos alimentos
  • Factores psicológicos y sociales:
    1. Depresión o aislamiento social que puede ocurrir tras perder a su pareja o sus amigos
    2. Una reducción de la actividad física, por ejemplo, dejan de hacer la compra o preparar la comida

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Para prevenir y tratar esta pérdida de masa muscular, la ingesta de energía y proteínas es muy importante, junto a la actividad física.  En este sentido, algunas sugerencias para mantener una ingesta de proteínas adecuada en esta etapa de la vida son: comer a menudo legumbres, añadir queso a las verduras y hortalizas, ensaladas, patatas, fideos y cazuelas. También se puede añadir huevos duros a las ensaladas, comer yogur solo, con frutas o con cereales. La leche en polvo puede ser añadida a sopas y cremas, purés de patatas, cazuelas, pudines y postres a base de leche ya que las proteínas de suero, que suponen el 20% del contenido total de proteínas de la leche, tienen una buena digestibilidad. Por otro lado, en caso de necesidad, las dietas pueden ser complementadas con barritas hiperproteicas u otros suplementos.

Bibliografia:

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Artículo escrito por Krithika Chokupermal (estudiante en prácticas de AGROSUP, Dijon)